¿Cuándo comencé a caminar?
Pareciera que llevo haciéndolo tanto tiempo y desde que decidí salir del infierno parece que el tiempo se ha hecho eterno.
A medida que avanzo, comienzo a sentir; si, habia olvidado aquello...
El dolor, el amor e inclusive el odio.... y este último, tan profundo e hiriente.
Las palabras pueden provocan ese dolor, las merezca uno o no. Sin embargo no estoy dispuesta a seguir aceptando las heridas, ya no.
Cuando me quedé a sembrar mi jardin y escondí todo mi ser en cada uno de mis cofres no me imprtaban las heridas o morir, porque el recuerdo, su voz, su nombre, el recuerdo constante de su valor, nobleza y lealtad eran suficientes para saber que inevitablemente lo volvería a ver un día, aun, cuando de mi mano ocurrió su muerte.
Pero hace unos días, mientras caminaba, el diablo y sus esbirros decidieron que no debía partir, "un tesoro" que no podian perder, eso dijeron, u no encontraron mejor forma que retenerme que mostrandose, ante mi.
Sin embargo eso no me importa ¿qué es el diablo?, nisiquiera es el enemigo...
Pero ante mi desprecio el diablo tenia su carta bajo la manga y me mostró a quien no pensé nunca ver...
Y lo vi a él, de la manera mas vil y oscura, incapaz de sentir nada.
Y no lo podria creer, pero ahi estaba diciendome palabras que se convertian en cuchillos y espadas, todos, clavados estratégicamente en un solo lugar; donde estaba mi vieja herida.
Y yo dejé que se clavaran mientras le observaba y el corazón comenzo a latir fuerte, llenando mi cuerpo de vida y el calor del infierno por primera vez quemaba mi carne y la herida ya no sangraba por el recuerdo, sino, por la verdad.
No pude evitarlo, no me arrepiento; lloré y a pesar de ello mi orgullo no se vió ofendido porque esas lagrimas no eran otra cosa que vida, la vida que hay en mi y un profundo sentimiento de tristeza al ver lo que la muerte habian hecho con quien yo tanto admiraba, confiaba y amaba.
Seguí caminando y pasé por su lado, - que así sea- pensé mientras seguia escuchando sus ofensivas y dolorosas palabras que ahora ya no me tocaban porque de alguna forma, las lágrimas me habian hecho inmune a ellas.
"...que lástima - dije al salir del camino del diablo - que lástima que te perdieras y me hallas perdido, que lástima por ti, porque yo no dejaré mi camino y destino..."
K de T.


