
Desde lo más profundo de la torre, la mirada del caballero se encontraba con la desolación. Y esa mirada por tanto tiempo abandonada a su suerte tras la derrota de los dragones.
- El más valiente de todos, ¿dónde está? -
Repetía innumerables veces. La última vez, durante el estacionamiento de una batalla le vió salir raudo en dirección desconocida, con la mirada perdida hacia un camino que ni él ni algún otro de los soldados que le acompañaban lograba comprender.
- Pero eso ya no importa -
Decía siempre, al ver que las horas designadas al escaso sol acababan. Pero era en ese minuto donde los peores sentimientos sembrados en el corazón del Dragón avecinaban como una enfermedad terrible y avasalladora. Sí, eran sentimientos desconocidos para cualquiera de lo que alguna vez formaron tan respetable escuadrón de bestias aladas. En otros tiempos, se le habria castigado, en aquellos tiempos él feliz habría aceptado cualquier tortura con la más extensa sonrisa, pues no había deseo más ferviente en su corazón que el volver a ver la grandeza de la tierra oscura.
Entre los escombros de aquel lugar podía observar las odiadas luces azules, las detestaba. Rodeaban las ruinas del castillo negro y desde ahí podía observar el eterno arder de las torres sagradas que en tiempos remotos eran lugar de residencia de los caballeros negros.
- Malditos...mil veces por la eternidad. No conformes con destruir condenan a la eterna visión de dolor como nunca, nunca dejarán de arder. No nos dejan olvidar la terrible derrota y el abandono. -
La condena de la visión, del estar vivo... de haber sobrevivido. El caballero odiaba y reía, cantaba canciones de tiempos antiguos llenos de honor y fuerza, enloquecía entre sus harapos y lo que quedaba de una fuerte armadura.
- ¿En que me he convertido? - Decía despues de desatar sus terribles emociones en contra de las desechas paredes que había sufrido por largo tiempo los golpes de sus puños siendo la sangre fiel testigo de aquellos arrebatos de dolor.
Volvía entonces a lugar por donde podía observar las llamas que todo lo quemaban y la prisión de su amor. Aquel caballero no era otro que uno de los tantos que lloraba en silencio y sus lágrimas clamavan batalla a través de la lluvia que, sin obtener su cometido, caía sobre el fuego de los magos intentando poner resistencia a semejante poder.
Como en una historia contada desde el infierno, el dolor no consigue pasar...aumenta conforme pasan las horas, y es que no era lo peor, venian las voces...las voces a lo lejos que solo un dragón podía oir, el gemido constante de las bestias aladas, de los amados dragones caer bajo las espadas y cadenas del enemigo, el paso lento de los condenados a ser esclavos de las equivocaciones de otros y su eterno clamor por justicia.
Y él, que podia oir cada una de ellas se preguntaba - ¿cuándo moriré?- y despues de decir esto se odiaba a si mismo, pues era un deshonor esperar a que la muerte viniera por él. No es lo que el primer caballero les había enseñado, ningun dragón podia tener mejor muerte que en batalla defendiendo a la tierra amada.
Miró entonces por largo tiempo sus manos golpeadas inutilmente contra algo muerto y sin vida, desperdiciadas a través de los años por la soledad y el odio sin un cometido, sin una razón.
- Al final, todo se ha perdido. Ella se ha ido, él no ha regresado con nosotros. Todos han muerto en manos del fuego azul, luchando por un sueño, luchando aún...la espada en alto, el orgullo en el corazón y la esperanza de poder llegar a ver otra vez el hogar de donde habia sido expulsado como un vil ladrón. No, para esto no hemos nacido.-
Puso el caballero sobre sí lo que quedaba de su armadura y marchó.
No volvió a llorar...
No volvió a odiar...
No volvió a golpear a un muerto...
Cerró los ojos mientras dejaba que la lluvia cayera sobre él, así estuvo por un día y entonces concentró todo aquello que él era en una idea; Una.
Un sentimiento, una emoción, un respiro...
...La venganza...
- No más corazón ni lamento, eso no levanta a una espada. Un dragón negro, un caballero de tierras oscuras al servicio de la fuerza. No más espera, no hay más camino que seguir ni duda que aceptar. Somos todos los caballeros uno por ella, princesa, por Orhius. -
El caballero sin corazón caminó sosteniendo su espada por todo el tiempo que duró su trevesía hasta el fuego azul que aprisionaba el castillo, ahí, frente a él mientras los soldados que guardaban aquellas tierras venían hasta él, el tiempo se detuvo y pudo abrir los ojos para ver una vez más el glorioso y magnifico volar de los dragones por sobre su tierra.
Cuando ya casi era alcanzado levantó en alto su espada y con un grito lleno de fuerza, de una fuerza única nacida de la suma de los sentimientos llamó a la venganza y se avalanzó contra el fuego azul.
Ese fue el fin de aquel caballero, la lluvia seguia cayendo sin cesar pero ahora, con más fuerza y desición, con más vida que muerte.
Eso es justicia por Venganza.
Es lo que he visto en mis sueños, el dolor que siento, la fuerza que obtengo, el valor enaltecido,el rezo constante sobre mi espada para y por ellos, mis caballeros que siguen luchando en nuestra ausencia...
K de T.





