Hace un dia (la verdad que es mejor decir "fue ayer") pensaba en mis incansables compañeros de fiesta, no hacer nada, planear todo y anhelantes de una vida perdida en el tiempo.
Al día de hoy, puedo decir que no tengo contacto con ninguno. Un día dije "ya no llamaré más", deje de hacerlo y todo acabó ¿será que, despues de todo, el León tenia razón y era yo la que mantenía unido aquello que era inunible?
Puedo decir que sé que hace doña A, también que se de que padece doña I, he oido un buen par de veces, despues de un plato de papas fritas y un cigarro, a Don C hablar sobre sus aventuras amorosas y de su constante falta de tiempo, pero por sobre todo, nunca se que hace, dice o siente don A.
Ni hablar de seres como el lobo, quién despues de ser padre, ha muerto o del mago. Por cierto, anoche soñé con él y le veía felizmente casado...
¿Y qué pasó con todos?
Diez años atrás, nos veíamos al menos una vez por semana. Cinco años atrás discutiamos, nos uniamos o desuniamos pero seguíamos juntos de alguna forma. Dos años atrás me cansé y desilusioné y ya casi no nos vemos.
Es un acto de egocentrismo de mi parte pensar que todo esto ha pasado por que yo dejé que asi fuera, quizás cuando nos reunamos todos descubra la verdad pero lo que menos me gustaria pensar es que don A tiene razón y que ya no existe el motivo para estar unidos.
Si ese motivo dejó de existir, quiere decir que parte de todos nosotros se ha perdido o muerto.
¿Es la vida, los hijos, el trabajo, esta absurda vida esclava de las circunstancias personales o simplemente derrota?
Que pena.
No puedo simplemente olvidar aquellos momentos, todos ellos, de peligro, alegria, misterio o simplemente de no hacer nada y reir de todo. No puedo olvidar que eráis un grupo de familias perdidas reunidas por una razón que ninguno aún llega a comprender.
Lo que si debo comenzar a olvidar, ahora, es la posibilidad de que todo sea como debe ser o que todos comprendan lo que deben hacer sin perderse con ello en el tiempo.
Debo comenzar a acostumbrarme a la pérdida de cada uno... aunque la duda que me asalta ahora más que en cualquier momento es ¿les haré falta yo?
Que paradoja es escribir sobre lo que se siente y al final darse cuenta de la única posibilidad con la que no se a contado es aquella en la que no somos protagonistas o simplemente somos antagonistas de la vida de otros.
Quizás no me doy cuenta y es a mi a quien se ha olvidado.
La vida sigue después de los 30... con antiguas ausencias.