miércoles, 30 de diciembre de 2009

Un punto en el Infinito sentimiento que es lo ausente...




Incontable son las veces en las que he caminado por los mismos sitios, entrado a los mismos lugares y sonreído por las mismas cosas.


Ayer tenía una cita con un amigo de la universidad, apurada como siempre, avanzaba por la escalera del metro estación universidad de Chile hasta que, por inersia, miré un punto en la estación antes de salir.




Recordé a mis amigos ahi, esperando y ansiosos porque llevaba conmigo a uno de los que habíamos perdido. Recordé como en un album de fotos lentas, cada escena; los abrazos, las rosas, las caminatas, el cementerio..la comida, los nervios (mis nervios). Había pasado tiempo ¿cuanto? aquello ahora no importaba, solo aquel punto fisico, desapercibido e inútil en aquella estación pero que sin embargo era el guardián de mis recuerdos.


Intenté ignorar y salí hasta la calle esa, tan popular y llena de canturreos sin sentido de gente un poco desesperada de no hacer nada, ahí, estaba mi amigo. Entonces imaginé que aquello solo sería algo que pasaría pronto, caminamos sin sentido alguno hasta que él preguntó ¿a dónde vamos? ¡zaz! que recuerdos a través de esa simple frase...


Y al concluir, caminamos por la plaza constitución a eso de las 21.30, cerca de los árboles y las mismas tontas bancas que me recodaban risas y ... Dios, esa pileta de agua iluminada. ¿No era ese un punto que había olvidado? - Imposible - me recuerdo.


Muchas veces en este año, muchos caminos, lugares mil veces visitados pero ayer 29 parecía estar todo sumergido en el pasado y la luna hechizándome melancolica como siempre...


Yo solo anhelo una cosa; ayer 29 el pasado era algo que podría respirar, hoy 30, la realidad me contorsiona y aprieta hasta dejarme sin aire, aburrida y cansada de todo, pero absolutamente segura de que tengo todo cuanto deseo. Mi anhelo, entonces, no es otra cosa que este proximo 31 este lleno de un aire futuro y sorpresas, de su necesaria presencia y de las ansias que tengo de volver a tener todo cuanto amo a mi lado.


Anhelo mas que otra cosa, recuperar la voluntad de encontrales a todos e imaginar que una, por una vez, hemos triunfado dejando atrás la sensación arraigada de querer olvidar por haberlo perdido todo.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Una vieja costumbre.





Hace unos instantes salí de mi casa en dirección a un restaurant. Inmediatamente, el poner el pie fuera de las misma una avalancha de aromas y sensaciones llego hasta mi.


La noche, din duda, tiene un caracter exótico y penetrante en mi persona. No se si es la hora, la tibieza o frialdad del momento, el hecho de que todos se refugian y yo quiero salir o el simple deseo de caminar y caminar sin detenerme que me ha acompañado desde que tengo uso de razón. No se si es todo aquello o nada, pero la sensación de placer que se desata en mi es única y más, cuando de entre los edificios aparece como dibujada con pincel la luna menguante, tan perfecta, tan iluminada como si de un pedazo del sol se tratase.


Vienen a mi recuerdos, de años atrás, en lo mucho que disfrutaba caminar o respirar el aire de la noche. En que aún no cumplo mi deseo de ver las luces de la ciudad desde el edificio más alto al que pueda acceder o simplemente quedarme en alguna plaza a sentir al suave brisa entre los árboles a la vez que toca mi rostro y me hace suspirar.


Admiro al sol, sí, a las mañanas con sus oportunidades pero sin duda mi amor esta con esa oscura dama que trae a mi mente recuerdos inconclusos o deseos perturbadores, a pasos que no llevan a ningun sitio conocido pero a la vez a la búsqueda infructuosa de lo que somos, o el destino como comúnmente le llaman. Sí, una copa de vino...la suave melodía de la voz de quién amas, la mirada y la noche donde los cuerpos se unen... todo eso, o el simple helado de chocolate que saboreas agarrada del brazo de ese que te ha robado el corazón, toparse con una escena de alguna grabación, o no encontrarse con absolutamente nada y nadie, solo con el uno mismo.


¿Dónde me quedé?. Cuando me pregunto esto viene a mi mente aquella caminata bajo la lluvia, la ropa ceñida al cuerpo por el agua y extrañándole tanto tanto como para dar poco juicio al orgullo y llorar en aquella oportunidad para que otros me vieran. Claro, ¿cuantos seres en este mundo podrían diferenciar una lágrima de una gota de lluvia?

O aquella vez, sí, esa que marcó nuestras vidas, la simple oportunidad y por ello no olvidada, de las risas junto a los amigos en la orilla del teatro Municipal, esas, las bancas color verde que tenian en frente un edificio antiguo y piedras en el suelo en vez del poco agradable cemento.


Cuando regreso a la puerta de mi hogar, me doy cuenta de las tantas cosas que he dejado atrás después de elegir y eso me hace pensar que hay que tener un poco de cuidado con los cambios, a veces sin darnos cuenta, uno dicta al río de de los olvidos se lleve lo malo pero con la fuerza de la determinación llevarse también lo bueno de ciertas contumbres que son extintas y únicas para un ser humano e indispensables para nosotros.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Virus de Empatía.


Hace un par de días veía una pelicula un tanto extraña que trataba sobre el avance de la humanidad respecto a sus relaciones sociales con los de su propia especie, dónde con un análisis de ADN se comprobaba si eran compatibles o no.

En el transcurso de la historia una pareja salía o se rebelaba contra el orden y escapaban juntos; él, un exitoso hombre dedicado a descubrir fraudes en las empresas (dónde conoce a la chica), casado y con hijos y ella, una empleada que falsificaba pases de entrada a la ciudad (vamos, que los que tenian mal ADN vivian como perros y no podía estar en las ciudades) que no tenía familia alguna.

Se ven, se enamoran, ella queda embarazada, le hacen abortar a su hijo e infinitas cosas hasta el punto de hacerla olvidar que conoció a dicho hombre. Sin embargo, aún despues de aquello se vuelven a ver y sienten lo mismo. Deciden irse juntos hasta que los atrapan.

A él le hacen olvidar y vive con su familia como si nada; ama a su esposa y recuerda a su hijo con ella; la mujer es castigada y echada fuera de la ciudad con todos sus recuerdos.

Mientras ella solo piensa en él y con un "te extraño demasiado" concluye su participación, él hace el amor con su esposa sin haber retenido sentimiento alguno.

La conclusión del gobierno fue que un virus de empatía le había hecho volverse loco por ella y por eso le perdonaron, sí, virus, además de todo los humanos habian inventado virus de todo tipos que les ayudaba a sentir consas en especial y aquel hombre había tomado aquel virus de empatia para interrogar a la gente...


Porque relato esta pelicula, simple, por la sensación simple y profunda que me ha dejado.

¿Es acaso que el amor se reduce a un estado febril de enfermedad, el enamoramiento a un error considerado locura, a los afectos irreales y perecederos?

Ella le ama y jamás olvida; él la olvida y hace el amor con su esposa...qué situación más sórdida e inentendible pero absolutamente real.

¿Es acaso que los amores intensos están destinados al fracaso? ¿es realmente el amor un virus del cual nos podemos recuperar?

Tantas preguntas despues de una pelicula que quizás nadie más que yo vió, pero que sin embargo me causó infinitas preguntas de las que aún no tengo respuesta...