martes, 23 de marzo de 2010

Habitación 419 - cama 8.


Siguen siendo días difíciles. Tras 12 días en el hospital no muchas cosas han cambiado, sin embargo, estoy en casa. Aquello reconforta el alma, haber sido un número, una cama más en un lugar frío lleno de esa ciencia en la que nunca he creído pero que por primera vez, salvaguardó mi vida.
No tenía muchas ganas de escribir, la verdad, me hallo deprimida en una situación personal de la que no he podido levantarme, podría decir que sufro algún mal, un hechizo nefasto o una maldición, pero estos últimos días me ha dado por pensar que solo tenemos lo que cosechamos.
Toda mi vida he intentado huir ciertamente de cómo soy y de lo que soy, simplemente porque siempre he querido ser parte de este mundito pequeño lleno de hostilidades y envidias, pero también de amor.
Me vestí de negro infinitas veces para no destacar, me escondí tras las sombras para mirar todo cuanto acontecía y anhelaba, pero que sentía no merecía y ahí, en esa cama, imposibilitada de poder moverme, me sentí desnuda, débil. frágil y fuera de mi misma.
Ciertas noches, me retraía al pasado, buscaba pretextos para pensar que mi destino no era estar ahí, que aquello (como dije anteriormente)era un plan malvado de alguien, pero no... no llegó el enemigo ni el amigo.
Descubrí, tragicamente, como son cada uno de los que conozco. Lamenté no ver a mi madre triste, a pesar de ver en sus ojos el sufrimiento por verme llena de dolor en aquella cama y tratar de infundir en mi ese valor estoico con el que me enseñó a crecer, lamenté, no ver a doña I ahí cuando ella sabía cuanto me pasaba o a don A, quien llamó ciertos días preocupado aunque yo sabía que no iría a verme, a veces sus dudas y miedos son más fuertes que sus más poderosas convicciones o quizás simplemente no pudo, eso solo lo sabe él, yo agradezco su preocupación sea como fuere.
Sin embargo doña A si apareció, tan loca como siempre y desesperada por decirme que había hallado la verdad. No quise decirle que la encontré hace tiempo, parecía hacerle ilusión saberse propia de aquel desagradable decubrimiento. Más que todo aquello, lamenté haberme visto en el espejo y notar mis más profundas debilidades en aquellos momentos de cuidado.
Tuve miedo, un miedo horrible, no soportaba el dolor como creí y mis fuerzas flaquearon más de una vez, creí jamás necesitar a nadie pero aquel día sábado necesitaba tan desesperadamente una visita de un amigo, los llamé a todos.
Esperé, esperé..., esperé con inocencia, esperé con angustia, esperé y esperé...Darme cuenta luego de mi triste verdad me sumergió en ese silencio al que yo ahora llamo "conciencia".
Logré salir con bien, es verdad y por ello estoy agradecida aunque la recuperación es demasiado lenta y no me deja mover como quisiera, tengo una realdidad presente que observo como un animal asechante pero reprimido hasta que cure las heridas, me siento de tantas formas increibles y diversas, y por lo demás, tambien siento dolor en las heridas.
Una vez confesé que deseaba ser sencilla y a por ello fui con todo de mi, pero jamás lo logré. Ese es el gran fracaso de mi vida, sin embargo, un día le conocí a él.
Tan idóneamente sencillo, tan comun entre los mortales, tan amante, tan propio de sus sentimientos, tan perfecto como aquella meta que siempre anhele y solo en estos dias pude ver que la sencillez era parte ya de mi vida, que no hubo necesidad de cambiar para tenerla conmigo. Sus llamadas, cada una de ellas, eran mejores que la medicina, mas sabrosas que la comida que no recibia o el agua que me negaban. Todo él era una esperanza que aún sabiéndola mía a veces no lograba ver.
Alguien debería decir o escribir en esos enormes libros de medicina que un enfermo necesita ver a quienes ama antes que a una medicina... alguien debería decir aquello, yo lo había oído, ahora lo he comprobado en carne propia.
No se si tengo más que decir o si deba decir algo más, quizás un ruego, una plegaría para pedir fuerzas y curar heridas, un bastón en vez de una espada o ver el propio brillo cada mañana. Una hogaza de pan, agua, una sopa simple, no tener más dolor, poder verte cada día...
La vida es tan frágil y corta... no puedo evitar pensar que hubiese pasado sino hubiese llegado a tiempo, habría muerto como muchos otros, hubiese pasado al olvido y hubiese sido un golpe ver que no somos nada a pesar de que siempre creí que yo era parte de un todo importante o especial. Felizmente sabría que le he dicho todo a todos, aunque me hubiesen faltado cosas como lograr el hogar para mi hija y hacerle falta...eso es lo único que no me habría perdonado.
Pero las cosas fueron distintas, sigo aquí para ustedes, mis amigos, ustedes quienes sean y a quienes aprecio por darse el tiempo de leerme o visitar este blog, sigo aqui para mi pedazo de cielo, sigo aquí para ti mi amor, sigo para lo que sea menester, sigo con lo poco que queda (esperanza, amor, alegría y ganas, algo de fuerza aún debilitada por las sombras, fé, por ese destino que aún creo tengo...) sigo aquí por que tengo una historia que escribir.

Sigo señores mios, ¡continúa la aventura de vivir!.

2 comentarios:

JC dijo...

Todo cuanto te tenia que decir ya te lo he dicho. De la extraña sensacion de no saber de tus pensamientos, del enorme frio que sentia mi mano en tu ausencia, del desvelo al lado de tu cama en ese hospital, del sentir como uno contigo... De la leccion que todo esto implica para nosotros, de lo que aprendimos de esto y de cuanto significa para nosotros edificar ese nuevo mundo.

Nunca faltes por estos lares, que el mundo seria vacio, por lo menos el mio ya no existiria mas. Ya te dije que sin ti no soy capaz de reinar.

Nunca estas sola, nunca mi amor... jamas deberias de pensar eso.

Siempre con esperanza, asi es como deberias de terminar tus blogs.

La vida es una mierda, pero no por eso deja de ser el mas hermoso y elaborado plan el quererla vivir contigo.

PD: lamento no poder ser más, no hacer más.

PD2: Si quieres te invito a beber de mi sangre, podrias renovar el alma.

PD3: Cuando te recuperes bien del todo, te invitaré arrolladitos primavera ^^

Ennel dijo...

De milagro y no sé como, llegué a tu blog, ya que no recordaba absolutamente nada de tu dirección.
Me alegro de que te encuentres mejor, pero me asustaste al leer esa larga entrada...
¡Me debes un mail!
Espero estar más por aqui, he logrado "privatizar" mi internet.
Cuidate, Rose, y más ahora que has estado ingresada.
Unos abrazos y unos cuantos pétalos. Ya sabes lo que tienes que hacer con ellos. Y muchos, muchos animos de un buen amigo.

Ennel.