¡Tamaña belleza!
yo afirmo, no se ha visto.
Increible el fuego ardiendo,
incontenible pues el aliento
en suspiro convertido,
como suave brisa aviva, si,
aviva esta llama que arde por dentro.
Oh, criatura piadosa,
quieta, suave, de color canela
la belleza que te han dado me perturba.
Estás sumergido en mis envidias,
yo anhelo, más que a la vida
estar pegada tras tus párpados
y ser solo cuanto veas.
Oh tú, belleza
tanto me enloqueces
que las palabras se esfuman ahora de mi cabeza...
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