lunes, 16 de mayo de 2011

Fiera.

¡Ay de quién ame a una fiera!
heridas, rojas heridas,
tan grandes como el mar
y tan saladas las gotas
que recorren su mirar.

¡Ay de quién las ame!
porque yo se, desde mis adentros
al que la quiera no sentir le costará.
Valiente sí, el que se atreva,
su corazón a la fiera entregar.

Pobre de aquel que no entienda
que amor más grande no habrá.
Tras la fiereza está la belleza
de un amor incondicional.

¡Ay del que por temor no ame a una fiera!
¡Ay!

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