¿Por qué? Sí, me lo has dicho. No comprendes el por qué de lo que hay en mis ojos, no entiendes mi alma.
Me observas, amante de las rosas, diciendo que no hay otra como yo.
Te he pedido no preguntes, que no intentes conocer el lugar dónde ya no hay nada.
Pero insistes en querer ser el héroe de la historia, salvando lo insalvable, tratando de ser quien no eres. Queriendo por amor, ser quién no debes.
¿Por qué no entiendes?
Atravesaste el umbral de mis secretos y encontraste el infierno de espinas que tienen mis palabras, caíste herido y sangrante ante ellas y yo, yo solo te observaba.
¡Malvada criatura, sin corazón! - gritabas mientras aullabas siendo victima - ¡indolente y orgullosa! - exclamabas cuando la vida se te escapaba.
Y yo, solo te observaba...
Y te dije, - Ahora sabes quién soy -.
¿Por qué? ¿Por qué no has visto cuanto te apreciaba y te advertia de tus heóricas acciones?
¿Por qué tuviste que conocerme y saber quién soy?
Las Rosas del infierno hoy son más rojas que nunca... ¡felicitaciones! al final, si llegaste a ver por un instante mi alma...
K de T.
2 comentarios:
"¿Quien puede ser la víctima sin ser víctimario????" y por otro lado "perder no impide apostar"
Un saludo
Querida Rose,
Su comentario me ha evocado en la mente el problema que le describiré: el umbral, la defensa y el visitante.
El visitante desea cruzar el umbral para acercarse a una persona que quiere, ama, admira o incluso odia; dejaré ese último caso. Sin embargo, no sabe cómo va a ser recibido. El que recibe la visita reacciona a modo de defensa y es después de percatarse de si ama o no al visitante si retira la defensa del umbral.
El visitante, igualmente, nota esa defensa.
En manos de los dos está facilitar la unión. El umbral no puede ser un lugar tan hostil.
La felicito enormemente por expresar tan elegantemente lo que pensaba.
Un gran abrazo.
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