miércoles, 2 de julio de 2008

De regreso a casa...


¿Hace cuanto tiempo dejé de respirar el aire tibio de mi tierra?

¿Cuánto tiempo llevo caminando y vagando por tierras altas y frias en busca de respuestas?

Las respuestas que solo estaban aquí, conmigo. Las respuestas que a nadie más importaron y fueron una búsqueda personal de mi espíritu ahora solitario y desterrado a voluntad propia.


He esperado pacientemente al tiempo, entre susurros reveladores y gritos silenciosos de aquellos que son como yo, soñadores al fin y al cabo, esperé a encontrar los motivos me llevaran de regreso a casa. Puedo confesar que no los encontré, solo hallé en medio del camino verdades que nadie aceptó y dejó en medio de la nada, a que desaparecieran en la tierra sepultada por los pasos de aquellos que ignoraban lo que estaba bajo sus pies.


He visto cuanto pude ver, cuanto soporté ver, cuanto decidí aceptar; más, aun aquello a lo cual cerré mis ojos entró por mi corazón ya casi hace 12 años y tiene una raiz pronfunda.


Regreso a casa sin nada entre mis manos, sin nada que decir a los míos, sola, no habiendo podido hallar a nuestros compañeros y hermanos, con un titulo dejado por mi familia al azar. Imaginé que tratando de conocer más las tierras de nuestros vecinos, viviendo con ellos y compartiendo sus historias y vidas, comprendería los por qué. Pero no, solo hallé dudas, reclamos, ira, abandono, rencor. Todo el tiempo, todo durante estos últimos dos años esperé a que comprendieran que solo buscaba ideales que sin duda ninguno de ellos está dispuesto a seguir.


Lo sé, lo comprendí. La ausencia de su princesa es más terrible para ellos que para nosotros.

Regreso a casa y ¿que puedo decirles de nuestra Dama?


Pertenezco a la casta real de Akrhos, soy también parte de ellos, pero no fue a mi a quien dieron el trono. ¿Sumergo entonces a nuestra ya golpeada tierra en una guerra interna?

¡Jamás! No, por mi, ni por mi espada. Una hermana comprende a otra ¿un pueblo, un caballero, entiende un abandono?

Antes de regresar le dije que nadie puede vivir dividido entre dos mundos, siempre, se debe elegir un camino a seguir; Un reino al cual proteger, una misión a la cual entregar el vivir.

Cuando partí de mi tierra a las busqueda de mi misma, ellos, ya tenian todo de mi. Mi lealtad, mi amor, mi corazón y vida. Es terrible saber que ya nada tengo para darles al regreso.


Y me quedo de pie, a los límites, observando, soñando con los buenos años. Sin embargo esa ya no es nuestra realidad; somos lo que somos y en medio de la ceniza el bosque de Ermerath vuelve a nacer ¡lo he visto!, en medio de las piedras rotas el sol aparece dando brillo a lo que no se ha perdido. Donde la vida del pueblo de Akrhos halló la muerte, desde las sombras, vi marchar a quienes sobrevivieron, a levantarse orgullosos, a oponer resistencia, a decír ¡No seremos vencidos!.


He caminado como un mendigo, he llorado tantas mañanas vertidas en rocío, he sido firme ante la adversidad, implacable en lo que pienso y siento, orgullosa de mi gente, deseosa de cumplir mi destino, más, aún con todo esto no me siento digna de pisar nuevamente la tierra de mis sueños y de mi gente.


K de T.

(De la narración "Origen")

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