Estas cosas son las que suceden cuando estás y es posible notarlo en los ojos, por ti, a veces, los ojos brillan. Tu hermosura es el amor que no pensé tener en esta vida y ¡Oh, yo! Soy minutos más robados a la soledad.
Y por las noches camino, sí, para liberar el calor del cuerpo y el deseo del alma, y el viento silba (por ti) y las estrellas relucen (gracias a ti) y la luna es magnifica para ayudarme a ver lo que solo se percibe al sentido.
Si la luz tenue que cubre parte de mi cuando descansada estoy sobre mi lecho pudiera hablar, diría que los largos cabellos negros dispersos por doquier, los labios entreabiertos a media sonrisa engalanados de rosa suave, los ojos pequeños y vivaces que miran fijo un punto en el cielo, la cintura indomable y las piernas largas que quisieran guiar los pasos al mundo de los sueños donde tú estás, si entonces tras ver todo aquello realmente la luz pudiera hablar, diría que danzo esperando con locura rompas la paz de aquellos momentos entre el sueño y la realidad.
Si tú te fueras…
¿Cómo sabría de la belleza de las calles, del cielo y las estrellas? Sabría solo de las nubes, del silencio, del cansado ser sin sentido que solo cierra los ojos para dormir, esperanzado, de hallar locura en los sueños. Si no existieras, sería lo mismo que nada, un día atrás u otro, involuntario; igual a todo sin nada que hablara sobre esta posibilidad infinita de estar enamorada, de estar ilusionada, de tener la íntima sensación del placer que tiene la fe.
Eres tú ¿no lo sabías? Quién dio sentido a las palabras, perversión, por las noches largas. Tú, la versión imperfecta del amor.
Tú, la carta de amor escrita y tragada para no olvidarla.
Tú, tú, siempre Tú.
Y por las noches camino, sí, para liberar el calor del cuerpo y el deseo del alma, y el viento silba (por ti) y las estrellas relucen (gracias a ti) y la luna es magnifica para ayudarme a ver lo que solo se percibe al sentido.
Si la luz tenue que cubre parte de mi cuando descansada estoy sobre mi lecho pudiera hablar, diría que los largos cabellos negros dispersos por doquier, los labios entreabiertos a media sonrisa engalanados de rosa suave, los ojos pequeños y vivaces que miran fijo un punto en el cielo, la cintura indomable y las piernas largas que quisieran guiar los pasos al mundo de los sueños donde tú estás, si entonces tras ver todo aquello realmente la luz pudiera hablar, diría que danzo esperando con locura rompas la paz de aquellos momentos entre el sueño y la realidad.
Si tú te fueras…
¿Cómo sabría de la belleza de las calles, del cielo y las estrellas? Sabría solo de las nubes, del silencio, del cansado ser sin sentido que solo cierra los ojos para dormir, esperanzado, de hallar locura en los sueños. Si no existieras, sería lo mismo que nada, un día atrás u otro, involuntario; igual a todo sin nada que hablara sobre esta posibilidad infinita de estar enamorada, de estar ilusionada, de tener la íntima sensación del placer que tiene la fe.
Eres tú ¿no lo sabías? Quién dio sentido a las palabras, perversión, por las noches largas. Tú, la versión imperfecta del amor.
Tú, la carta de amor escrita y tragada para no olvidarla.
Tú, tú, siempre Tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario