Te rodeé con mis brazos, todo fue como si hubiese sido siempre. Tomé de tu mano y caminé contigo por esas calles que eran desdeñadas pero que tú convertias en anhelantes.
Recuerdo muy bien que me sentí amada por el simple hecho de acariciabas tu mano con la mia y sonreir cuando confesabas que sabías yo no era para ti pero no te rendías al milagro.
Y sí, te besé en medio de la oscuridad no sin antes rozar la piel morena de tu rostro... El amor es así, tus ojos son así, el deseo es asi...
Y rodamos con la piel, y miramos eternidades cuando deseamos cosas imposibles. Yo lo sentí, - te siento - respondí ...
Y el mundo no era mundo y yo estaba feliz ¡feliz!... feliz...
Yo era de alguien, mentía a Dios escandalósamente, me reía del destino y él, él que solo sabía decir cuanto me amaba.
Un minuto después te despedia viendote partir lejos otra vez y me tragaba la pena mientras sonreía, un minuto despues la soledad volvió a sostener mi mano y el sonoro aroma de la ciudad de Santiago me besaba por el cuello avisándome que era hora de despertar.
Yo me quedé de pie en el borde del andén, agitaba la mano y te sonreía mientras, por dentro, me desesperaba tratando de acostumbrarme de nuevo a la soldedad e intentando regresar un minuto antes, donde tu eras presente y no pasado.
1 comentario:
Y al estar en aquel anhelado instante, la alegría salto nuevamente al corazón… pero de un minuto a otro se convirtió la alegría en tristeza…En aquel eterno minuto habíamos vivido, si “vivido!”, momentos eternos, la arena…el mar…la piel...las miradas… y hasta lugares intrusos al momento… las ventanas de los buses… el metro… las calles que nos llevaban rectos y hasta las que subían y bajaban… y en las oscuridades lo conocido descubriéndose…si, que alegría se puede sentir en un suspiro… tristeza con dulzura … pero que corta se quedaba la eternidad cuando llegaba nuevamente la hora de estar lejos…
Se supero la prueba… aquel minuto quedara eterno en el pensamiento… sabes lo que siento por ti…
J.C.
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