viernes, 8 de junio de 2007

Circo

Los días se hacen eternos; no puedo morir.
Mi armadura es reluciente y por varios días no he quitado el yelmo de mi cabeza. A pesar de ser de una confección especial donde puede verse el rostro completamente junto con algo de mi cabello, he sentido que un extraño velo me permite ver y no ser vista.
Aquí hay muchos lugares donde observarse, la vanidad es el pecado favorito del infierno por tanto así me he dado cuenta que una sombra oscura cubre mi rostro y nadie me puede ver.
En realidad no es importante. Las amplias llanuras y extensos campos de montañas tan afiladas como hierro me inducen a caminar y caminar hasta encontrar quizas algun otro buen lugar donde sembrar rosas - Cuando no hay oponente digno, la batalla pierde valor e interés -
En ese minucioso viaje me encontré con algo que según mis recuerdos era un circo. Alrevedor habian muchos condenados a padecer enfermedades terribles, morir, y revivir para volver a sentirlas. Pase a su lado y vi un enorme estrado donde se hallaba sentado un demonio de estatura pequeña y grotesca que sostenia en su mano un martillo de madera con el cual golpeaba y decía - ¡culpable! - y al instante era seguido por un grito de dolor. Mi mirada se fijó inmediatamente frente al estrado donde me percaté de la existencia de una jaula y cuatro cadenas que sostenian a un cuerpo desde sus extremidades. Las cadenas que sostenían las extremidades superiores provenían de algun lugar en el ardiente cielo y las correpondientes a las extremidades inferiores salian desde la misma roca.
Globos, payasos deformes, música, colores y claro, no podía faltar en esa parodia el público, compuesto por más demonios que no hacían otra cosa que reír por todo.
Aquel que se hallaba en el estrado levantó la mano, payasos y publico se quedaron en silencio
- Caso número 1: veamos....se ha quejado cuando estaba vivo de ser llamado por su familia por un nombre que no le agradaba ni era digno para su belleza física. A causa de esto, un día enfureció y los mató -
- ¿¿¿¿ a todos???? - gritó el público -
- Sí, a todos - respondió el supuesto juez
- Ohhhhh... - exclamó en tono sarcástico el público
- Entonces, ¿los habéis matado a todos? - preguntó el juez al condenado que levantaba con dificultad su cabeza y le observaba -
- Sí, yo sufría por eso. Yo quería un nombre perfecto y ellos insistian en llamarme como a un vulgar siendo que tenia la apariencia de un principe. No entiendo ¿estoy en el infierno? no debería estar aquí, sino en compañia de los bellos ángeles del cielo - respondió el hombre.
- ¿Habéis oido todos? él quiere ir con los hermosos ángeles del cielo - y detrás del juez aparecia un cartel escrito con la palabra "risa" y el publico, hasta yo, reímos sin poder evitarlo.
- Silenciooooooooooooooooo!!! - exclamó luego el juez
- Bien, habéis matado a vuestra familia que no cometió pecado alguno más que amar a vuestra despreciable persona. Habeis de saber que os han enviado una postal desde el cielo en compañia de los hermosos ángeles - y el juez sacó desde su bolsillo un sobre blanco que tenía unas alitas, la cual escapó de su mano y se perdio al emprender el vuelo
- Y entonces ¿que haremos con vos? ¡que decida el público! - gritó golpeando su martillo varias veces contra el estrado haciendo temblar la tierra y que los payasos cayeran al suelo causando una gran conmoción de risas
- ¡¡¡Vanidad!!! ¡¡¡vanidad!!! - gritaban todos
- Que así sea, sereis condenado a una eternidad en el infierno de las vanidades donde podreis hastiaros de vuestra verdadera imagen -
Uno de los payasos tomo un hermoso espejo y lo puso frente al rostro del condenado mientras sus cabellos crecian como una enrredadera sosteniendo el espejo frente a su rostro no permitiendo que no viera nada más que su horrible imagen
- Noooooooooooooo, ese no soy yo ¡no, no es cierto! ¡ayuda! - y bajo los pies del hombre se abrieron unas puertas que encerraban feroces llamas. Las cadenas desaparecieron y calló en ellas dónde aún podia oirse el gemido de dolor de todos aquellos que estaban ahi por la eternidad.
Los payasos volvieron a sus juegos, el público a reir y los globos de colores a moverse por todo el lugar.
Giré, no tenia más intenciones de seguir viendo aquella parodia que a pesar de todo me parecia interesante. Pensar que el hombre cuando se halla bien y feliz, aún asi no es capaz de estar conforme y deja entrar en su corazón este tipo de vanalidades...
Busca dónde no hay, el dolor, mata aún cuando no hay necesidad...
Suspiré y continué mi camino. La voz del juez aún podía oirla publicando el caso numero dos de aquel día, si es que en el infierno existe aquello.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupendo! tienes razón;ese tipo de cuentos me gustan mucho, pues siempre me ha parecido fascinante como es que tarde o temprano la justicia lllega.. y ese p{ublico tiene carisma, pese a solo aparecer un pocquito... genial! te sacaste un 10!
por eso me gusta visitar tu blog... si vieras que aún me he quedado corto de elogios..

Ciel dijo...

Yo conozco a ciertas personas que deberían estar en el lugar del encadenado, jejejeje.
Me encantó! Deberias hacer un libro de cuentos cortos como éste y luego una gran novela y triunfas por el mundo entero!