miércoles, 13 de junio de 2007

El ángel de luz


Las rosas que he sembrado en el infierno están más hermosas que nunca, son tan perfectas, tan rojas, tan únicas que me es imposible no dejar de mirarlas por un largo tiempo.

Me siento sobre la colina de Mereth (así la he llamado yo en recuerdo de mi tierra oscura) y desde ahí las observo.

El cansancio casi ya no lo siento, ni el dolor de la herida que llevo al costado del cuerpo o la espina que parece sentir satisfaccion moviéndose dentro de mi para recordarme que aún aquí tengo que seguir viva. ¿Estará muriendo mi alma?, tal vez sí ¿qué alma soportaría tanta tristeza y pena?.

Puse mis manos sujetando el yelmo que me cubre, he debido hacer algun esfuerzo pues no ha querido salir aunque eso lo esperaba. Demasiado tiempo sin querer ser vista o descubierta, demasiado tiempo ocultando quien soy en verdad.

Al salir lo dejé a un lado y pude tocar mi cabello y rostro solo para darme cuenta que parte de mi armadura habia roto mis carnes dejando que estas sangraran, pero, no importa. Yo ya no siento nada...

Asi que limpié mis rostro y la sangre que quedó en mis manos la dejé caer sobre mi campo de rosas. Cuando ésta cayó sobre una de ellas su color cambió, sorprendida, fui a verla de cerca y noté que una suave brisa movia el campo sembrado - ¿brisa? - pensé y al buscar su origen noté que el cielo no ardia en llamas - por lo que veo, ciertos ángeles han perdido una batalla. Que importa, esa batalla entre el cielo y el infierno me es indiferente - dije mientras me sentaba a observar que color tomaría aquella rosa.

- Es importante - respondió una voz suave

- Lo dudo, si todos mueren nada cambiará - respondí sin siquiera sentir preocupación de quién me hablaba.

- Hermoso campo de flores, es algo que jamás pensé ver aqui. Bueno, hay un par de cosas que no pensé encontrar aquí, por ejemplo, a alguien como usted-

- Nada sabe y nada importa, seais quién seais, mucho menos el hecho de por qué estoy aquí. Más deberiais preocuparos por vos. Ahora, déjadme en paz. Deseo ver a mi nueva rosa a solas -

- ¿No habéis estado ya lo suficientemente sola, princesa? -

- ¿Princesa?, creo que os equivocais, de aquello hace demasiadas vidas - respondí levantando la mirada para buscar a quién me hablaba.

En medio del campo de rosas, sentado, se hallaba un hombre de túnicas blancas y cabello largo quién tomaba a mis rosas entre sus manos y las volvía blancas. Me levanté y dirijí hasta él.

- Veo que mis rosas no os hacen nada - le dije, observándole de pie frente a él.

- ¿deberían? -

- ¿Quién sois? -

- Es una pregunta interesante, aunque innecesaria. Usted me conoce, o por lo menos a los de mi especie -

- Solo conozco a uno, y no tengo intención de conocer a otro más -

- Mi hermana la muerte es algo traviesa pero no actúa sin un motivo -

- Lo que haga no es de mi interés, trabajo para ella y el infierno. No puedo morir, no puedo vivir a causa del corazón dividido...si es que en verdad tengo aquello -

- Estas rosas tan hermosas no podrían vivir aquí sino fuera por vos, princesa. -

- Que iluso, ellas viven de aquellos a quienes venzo en batalla por órden de la muerte. En fin, da igual ¿como es que un ángel del cielo puede estar aquí? -

- ¡Ahhh! veo que me habéis descubierto, pensé que no lo notariais - y se levantó extendiendo sus alas blancas

- ¿te burlas de mi? -

- Oh no, de eso no hay necesidad. Nunca había estado en los dominios de infierno y encontrarme con esta visión hermosa es algo inesperado. Te lo agradezco princesa -

- Dejad de una buena vez de llamarme así -

- ¿Por qué? si es tan evidente lo que sois, todos lo vemos en el cielo y aquí te han permitido sembrar amor y dolor, pasión y valor en los campos de la desdicha. Este es el infierno, no vuestro hogar -

- Es lo que me queda, es el camino que he de recorrer eternamente, es la unica batalla que he perdido -

- Amar con esa fuerza y entrega es digno de admirar. Entiendo porque mi hermana os ha tomado a su lado -

- Ángel de luz, este campo que ahora véis es lo que queda de una mujer que ya no recuerdo, mis cofres, lo que había de vivo en mi alma. Cuando él murió yo... - y sin decir más, di la vuelta para ir en busca del yelmo que se hallaba en la colina. La herida de mi costado atravesaba mis carnes por dentro, me di cuenta que aún sentia dolor y que solo habia sido una ilusion pensar que ya no sabría de él. Cai de rodillas llevando la mano a mi costado en medio del campo de rosas.

Y entonces, ante mi, estaba aquella rosa que había tomado de mi sangre. Cuando la vi, la parte viva de mi corazón latia rapido y estruendosamente, mientras la muerta parecia incrustarse en el pecho, causando más dolor.

-Azul, es azul como sus ojos. No puedo olvidarlos, los recuerdo ¿por qué? ¿es ésta mi condena, su recuerdo tan presente como si el tiempo no existiera? - dije levantando mi mano, buscando destruir aquello que era la visión más hermosa que tenia desde hace mucho tiempo, pero la mano de aquel ángel sostuvo a la mia y acercándose rozó mi mejilla.

- Vuestro tiempo aquí terminará un día pues a este lugar no pertenecéis. Su destino es otro, princesa oscura y he venido a traer un mensaje para vos de alguien que como usted busca encontrarse para volver a vuestro lado un día - y puso sobre mis manos una rosa de acero y cristal. Luego dijo - Vuestro pecado no es contra del mundo, sino, contra algo muy hermoso que debeis descubrir. Cuando dejeis de destruir, podréis crear y entonces seréis libre de las ataduras de la muerte. No solo de la justicia viven las rosas, la brisa son plegarias de muchos que sufren por vuestra ausencia ¿nunca lo habéis pensado, cierto? -

- Seguis sin entender - le dije levantandome aun sintiendo el dolor de las heridas - cargo con el eterno dolor de su muerte, con el recuerdo, con tantas cosas... -

- Habéis batallado contra la muerte y ella no os supo vencer ¿pensáis que sois la única en vuestra especie sagrada que puede lograrlo?

El cielo comenzó a quebrarse y llamas aparecian entre las grietas. En ángel miró aquello y dijo - Es hora. Ha sido muy provechoso, buscaba a la dama de armadura oscura y hallé a la princesa. Mis respetos, estoy seguro de que nuestro entrelazado destino un día nos llevara a encontrarnos otra vez y esa vez, podré ver aquella sonrisa que tanto extraña el cielo de vos -

Extendió sus alas y escapó a través del cielo.

Volví mi mirada hacia la rosa azul y otra lágrima rodó por la mejilla, era la segunda desde que habia llegado al infierno. Pero ésta la tomé y puse sobre la rosa de acero y la guardé en mi armadura.

Regresé a la colina de Mereth y observé por largo rato a la rosa de acero ¿quién la habrá enviado?
Continuará...






1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora entiendo por qué has cerrado un ciclo... realmente es por algo que sí vale la pena.
espero ver una continuacíon, porque realmente creo que todos tenemos algo similar a ese jardín en nuuestro propio infierno... ojalá también a todos llegue ese angel de luz a mandar un mensaje similar...