lunes, 12 de febrero de 2007

El alma es una, el corazón varias mitades

Existe un terrible acantilado en el cuento que es mi existencia.
Dos extremos que son imposibles de unir, por más que lo he querido e intentado...siguen siendo como el cielo y la tierra.
En medio de ese acantilado estoy parada, dispuse mis alas extendidas a volar al cielo, lo recuerdo tan bien...y es que el cielo es hermoso, lleno de paz y el amor que siempre he esperado sentir.
Cuando avanzaba la voz de mi hermana me detuvo y me hizo mirar al otro extremo; la tierra.
Y vi entonces guerra, dolor, angustía, necesidad y obligación a ser yo misma. Quise darme vuelta, llenarme de esa hermosura que es el cielo, pero fue imposible pues ya llevaba mi acostumbrada armadura negra y cinto de color rojo, mi alma estaba dispuesta y presta a encontrarse con su destino.
Sin embargo las lágrimas humedecian mi larga cabellera negra, algunas otras el viento las llevó al cielo y éste, como triste y a la vez enfurecido, llenaba una cólera de tormentas tras de mi y entonces supe que el cielo sufria, sufria por que ya habia decidido hacia donde ir.
Mis hermanos... a los que tanto amo y que viven en la tierra.
El cielo, que tanto me espera y necesita...
Es importante tomar desiciones, aunque últimamente parece no ser una opción y dejar que las cosas sigan su curso...aunque al final ambos extremos tengan una parte de mi y el alma de Kitshia de Tharens termine en lo profundo de ese acantilado.
Kit.

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