lunes, 12 de febrero de 2007

Rosa negra, Rosa roja




Tengo un campo de flores en el infierno; sí, lo se, pero ¿cuántas cosas que parecían imposibles terminaron siendo lo contrario?

Hoy caminé mucho, más allá de los límites conocidos, supongo que mi alma buscaba algunas cosas que supuestamente estaban aquí, respuesta a las dudas ancestrales de si misma; Pobre, yo a veces me lamento de verla así, suponiendo ser amada por el pasado, queriendo y necesitando.



Yo solo la observo y callo, le pido que no sueñe, la llevo por los mares de fuego y ceniza más grandes para que recuerde en dónde está y por qué lucha aquí. Luego ella se convence con todos mis notables argumentos y se queda tranquila.



Mi alma, que a veces sale de mi y deja escapar sentimientos que están muertos como nuestros enemigos...¡Ay, alma! me haces ser tan oscura, tan dificil, tan extraña. Se que piensas que ya no siento, y en verdad, no siento nada...solo tu voluntad que mi guía en el sendero del valor y la libertad, dónde la luz que emanaba de mi ya casi ha desaparecido.




El campo de flores cuenta con una infinidad de "siempre vivas" y en cada extremo una rosa; negra y roja, estas marcan mi territorio en el infierno y de alguna forma definen y comprenden a mi alma.




No quisiera seguir en el infierno o en la batallas que hay en la tierra, pero es importante, es necesario para que mi alma siga viva, aunque ella no lo sepa.




Kitshia de Tharens


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