martes, 20 de febrero de 2007

La vida desde una cama



Hace un tiempo no muy lejano estuve "viviendo" podría decirse, en un hospital. Hubieron momentos en los que debí estar en una de sus camas y mientras lo estaba, vi la vida de formas que nunca antes había conocido.

Es difícil escribir sobre lo que te duele y asusta, pero ayuda.

Mi amiga, doña I, me decía que esto pasaría pronto, sin embargo mentía, lo veía en sus ojos así mismo como el día que trató de disimular que mis resultados habían salido correctamente. No puedo condenarla por intentar mentir, ella sabía lo que sufriria por ello.

Comenzaron los exámenes, medicamento por la noche, tres por el día...dos pinchazos por semana y asedio constante a los latidos de mi corazón. Sí, mi corazón...pareciera a veces que deseara dejar de latir y me asusta, pues yo deseo tanto continuar...

La enfermera que me atendía todos los días por lo menos era amable, tomaba mi presión arterial y yo rezaba porque estuviera normal. ¿Qué pasó?...que casi nunca tenemos lo que deseamos, pero soñar es gratis. Así, día tras día y hora tras hora preguntándome que me esperaba, pensaba, que no podría luchar con mis amigos a su lado, que sería una carga más. Así que traté de alejarme de ellos, solo I se mantenía a mi lado, pues como sabía la verdad y me conoce tan bien no me dejó sola ni un solo instante, su llamada diaria era la que no hacia nadie de mi familia (la cuál por cierto negaba rotundamente mi enfermedad y de alguna forma me aislaban de sus vidas. Si supieran cuanto les necesité, como necesité al hombre que decía amarme y que, al dejarle yo, me dejó él a mi cuando más le necesitaba). Doña I fue fundamental en la estabilización de mi salud, pues no me he curado, nunca me curaré. Solo puedo aspirar a estar bien y continuar de la mejor forma posible, ya no por mi... sino por ella. Estando pues, así, meditando sobre todas estar cosas en la camilla del hospital llegué a la conclusión que las personas se les conoce en los momentos díficiles, bien, iba a casarme y mi mal estado de salud me hizo negarme a todo plan de vida futura. Yo espera que él, soñaba que él iba a actuar de otra forma, que iba a ser diferente a todas las personas importantes en mi vida (y en mi corazón) y que se negaría a mi acto de soledad y vendría, y se quedaría y me abrazaría...pero solo llegó ese hermoso abrazo de doña I, y sus llamadas diciendome que tuviera fuerzas y que me queria mucho. Ahora vuelve ¿de que sirve?...recuerdo esta misma escena, hace algunos años...cuando don J quería volver despues de haber destruido todo lo que puedo en su huida.

¿Se puede soñar en un hospital? La gente a mi alrevedor moría, o estaba más enferma que yo. Más que soñar, quizás se tiene más esperanzas que nunca. Yo estaba demasiado triste como para pensar en todo lo que me dolía que no estuvieran ahí don A, doña A o Don S, pero tampoco les había dicho la verdad. Hasta que un día, doña A me acompañó (ella siempre tan caprichosa) al hospital, suponiendo que yo planeaba "cosas" de las cuales ella deseaba enterarse.

Estabamos en el sexto piso del hospital, en el balcón y doña I me gritó que debía descansar y que mi salud estaba delicada y fue que doña A se enteró de todo; y palideció. "Tu no te mueres y te cuidas o te mató yo" típico de ella, me encanta que sea así.

Meses después recibi algunas noticias, más fatídicas pero con un poco de esperanza. Aquel día exacto fui a recibir los resultados sola, pero al salir me esperaba una cita con don A, la verdad era que le dije que debía decirles cosas (que al final no le dije) pero como no sabia los resultados que iban a darme sabía que no iba a ser lo suficientemente fuerte para no llorar o ser una frágil mujer; no me gustaba la idea de mostrar mi fragilidad a don A, pero necesitaba tanto verle aquel día. El resultado; Mi enfermedad es de toda la vida, reduce la calidad de mi corazón (propensa a ataques y esas cosas desagradables), afecta a mi cerebro (también cosas desagradables) y a mis órganos vitales (entiendase riñones e Hígado) todo esto por una algo que mi cuerpo simplemente no produce. Ah, y algo más terrible aún; no podría tener más hijos. Creo que fue lo que más me dolió y ¿por qué? si yo no deseaba tener más hijos, bueno la verdad es que sí los deseaba y ahora sabía que el tenerlos arriegaba mi vida y la de mi hijo. Dicho todo lo malo, mi matasanos personal me advirtió que tendría que vivir con ello, con malestares constantes y cansancio. Que un día tendría que operarme, que era algo peligroso, que la medicación aumentaría y que así sería mi vida. Me llamó A, le dije que tardaria unos minutos más en llegar a la cita, tenía que secar mis lágrimas, tenía que alegrarme de alguna forma por lo que oí.

La parte buena es que esto se estabiliza con una pastilla diaria, todos los dias de mi vida; Sin falta. Esa es la noticia buena de toda esta historia (que viva siempre el laboratorio que las fabrica)
Y así fue, los resultados fueron los buenos y, a pesar de los días en que no puedo siquiera levantarme, estoy bien. Admito eso sí, que no he tomado mi tratamiento para la presión arterial, me llevaría otra vez al hospital (más de lo que ya voy) , a otra pastilla diaria de por vida y la verdad, no voy a hacerlo.

Tratando de resumir algo que es poco probable resumir, la vida desde una cama puede ser de diferentes formas, desde la más placentera a la más terrible. No doy a nadie esos días, a nadie y a pesar de que en mi vida es una amenaza constante el enfermar de gravedad, el día que me levanté de esa cama del hospital juré que no me iba a vencer, aunque admito, que en días como hoy en los que me siento tan cansada no tengo deseo alguno de luchar, si quizás, de un beso o una llamada entonando una escondida caricia, de un amigo o quién sea.



Yo.

3 comentarios:

Ciel dijo...

"ya no por mi... sino por ella".
No. Uno no se cura o mejora por otra persona... siempre debes hacerlo por tí, sólo por tí, porque si estás en este mundo es porque Dios te ha reservado una misión especial para tí...

Anónimo dijo...

La vida es brutal. nuestros miseros cuerpos vulnerables no acompañan a nuestros espíritus invencibles y eternamente gallardos, y tu espiritu si que es gallardo y poderoso Kitshia de Tharens.
Se que no te dejaras abatir por cosas como estas... Admiro tu valor y fortaleza. Por eso estas en mi círculo y yo en el tuyo. Somos iguales.
Reyvnir, el León.

Anónimo dijo...

No te he visto nunca, apenas te conozco, sin embargo, te ofrezco mi mano para ser parte de esa "pastilla diaria" que puede estabilizar tu enfermedad. A todas luces eres más fuerte que esta enfermedad que te aqueja pero si algún día flaqueas cuenta conmigo para seguir caminando por tu sendero...